Taichí: una disciplina psico-corporal

El Taichí es mucho más que una disciplina corporal. Es una dinámica que no sólo ayuda a manejar el cuerpo de una manera más consciente y suave, sino que además permite mejorar la concentración e inducir la calma mental. Esto se debe a la destreza técnica de sus movimientos, que implica una esfuerzo cognitivo similar al de muchas tareas intelectuales complejas.

Por ejemplo, aunque la apariencia externa de las secuencia es fluida y circular, es preciso mantener una estructurada pautada en la que es preciso pasar por posiciones corporales muy específicas. La mente ha de ser capaz de crear, por tanto, una dinámica circular y continua, mientras que también ha de establecer los momentos exactos en las que se cambia de peso, se gira la cintura o se marca una intención: Armonizar lo fluido y lo pautado.

Mientras la coreografía se desarrolla, es esencial además corregir los aspectos posturales que fundamentan la parte terapéutica del Taichí: una pisada equilibrada, una adecuada alineación de la columna o una relajación continua de los hombros, entre otros muchos focos de atención. La cantidad de detalles a considerar supone un esfuerzo mental que impide entrar en preocupaciones o rumiaciones improductivas, y que son la base de muchos problemas de ansiedad.

Cuando se entiende la dimensión intelectual del Taichí, uno puede entender el fundamento de los beneficios psicológicos de esta disciplina. No estamos hablando de aspectos místicos o filosóficos, que también existen, sino del entrenamiento cognitivo que va, o debería ir, íntimamente ligado al trabajo físico.